El lunes a última hora tuve una sesión con P. Cuando fui a recogerlo a su clase, la tutora me comentó: "Hoy P. está rebelde". Fui a su mesa y me costó que se viniera conmigo. Cuando llegamos a la sala empecé a hablar con él y estaba sin ninguna gana de colaborar. Decía que no entendía por qué tenía que estar ahí, que él quería estar en la clase, que no le sacase más etc. Intenté razonar con él pero no quería. Yo quería motivarle con alguna actividad más amena pero todo tenía alguna pega para él. De manera que pasamos la sesión intentando hacerle ver que yo estaba ahí para ayudarle, para mejorar; pero él decía que estaba bien, que no necesitaba ayuda.
Evaluación de la sesión: No pude realizar lo que había planteado porque se negaba a hacer algo.El trabajar con personas tiene esos inconvenientes, que nunca sabes cómo van a admitir la actividad, si vendrán con buena actitud o si vendrán enfadados, cansados, etc. No me lo tomo como un fracaso personal sino como algo que pasa en la vida real de un psicopedagogo. No es un trabajo fácil. Espero que me vaya mejor en la próxima sesión.
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